Empezamos este proyecto el 2012, mismo año que nuestro matrimonio, por lo que desde su inicio fue un proyecto familiar. Somos un enólogo con años de experiencia en la industria y una abogada con pocos conocimientos, pero mucho entusiasmo.
Siempre quisimos hacer un vino a nuestra medida, que nos identificara, sin la necesidad de seguir tendencias comerciales y que nos permitiera participar en todas las etapas del proceso. Es ahí donde nace nuestro primer vino “de garage”, en la búsqueda por volver a las raíces del vino. Estamos en constante búsqueda de uvas de excelencia a lo largo de Chile, que cosechadas a mano en su punto óptimo de madurez sean capaces de expresar lo mejor de cada valle.